TRATAMIENTO INDIVIDUALIZADO DEL CÁNCER

Tratamiento ablativo con radiofrecuencia de lesión hepática y pancreática

Tratamiento ablativo con radiofrecuencia de lesión hepática y pancreática

La resección hepática representa en la actualidad el procedimiento de elección para pacientes afectos de tumores hepáticos primarios y/o secundarios. En determinadas ocasiones, la extensión de la enfermedad en el propio hígado o fuera del mismo, una inadecuada reserva funcional hepática o la presencia de contraindicaciones generales para la realización de la cirugía condiciona la búsqueda de procedimientos alternativos.

De todos ellos, las diferentes formas de tratamiento local sobre el proceso tumoral ocupan un lugar de privilegio: tratamiento ablativo con radiofrecuencia, quimioembolización, radiocirugía o inyección intratumoral de sustancias líquidas son los más comúnmente aceptados. La radiofrecuencia o destrucción térmica tumoral (calor) es un tratamiento relativamente nuevo que ha alcanzado su mayoría de edad en los últimos cinco años. Su uso se ha extendido en el tratamiento de tumores sólidos irresecables de hígado, pulmón, mama, riñón, próstata, hueso, cerebro, bazo, glándulas adrenales y tumores periféricos de vía biliar. Excepcionalmente se ha utilizado en el control de tumores benignos múltiples con alta potencialidad de malignización (adenomas hepáticos múltiples).

En patología hepática las indicaciones más frecuentes son; el hepatocarcinoma o tumor primario hepático y las metástasis hepáticas independiente de su origen primario. En los profesionales de nuestra institución que disponen de la mayor experiencia nacional en este campo, su realización se efectúa en diferentes situaciones. 1) Como única opción terapéutica, 2) Combinada con tratamiento quirúrgico exerético, 3) Como tratamiento temporal en la espera de la terapéutica definitiva y 4) Asociada a tratamiento quimioterápico neo-adyuvantepreparación para un tratamiento posterior (trasplante hepático).

La efectuamos por vía cerrada, abierta o laparoscópica. La primera de ellas es la más frecuentemente utilizada. La vía abierta se emplea cuando se asocia una cirugía de resección hepática mayor o se precisa la liberación quirúrgica del hígado de estructuras anatómicas intimamente adheridas al mismo en pacientes previamente intervenidos. Finalmente, la vía laparoscópica tiene su principal indicación en lesiones periféricas donde el riesgo de sangrado es mas elevado o cuando se requiere en pacientes sin cirugía previa una mayor exploración de cavidad abdominal o del parénquima hepático.

El tamaño de las lesiones no condiciona en la actualidad el tratamiento con radiofrecuencia. Obviamente, la eficacia del tratamiento desciende notablemente al tratar lesiones con un diámetro superior a 8 cm, aunque se efectúen en dos o tres sesiones. Por otra parte, es imprescindible la localización de las lesiones hepáticas con control preferiblemente ecográfico para poder efectuar el tratamiento ablativo. Lesiones de pequeño tamaño localizadas especialmente en la parte postero-superior del lóbulo derecho son difícilmente accesibles, dada la proximidad del diafragma y pulmón, y requieren para su tratamiento una amplia experiencia en punciones hepáticas.

El numero de lesiones pude condicionar la necesidad de efectuar el tratamiento en varias sesiones. En lesiones primarias hepáticas o metastásicas de origen neuroendocrino, es decir en lesiones hipervasculares, asociamos a este tratamiento la realización de una quimioembolización que incrementa el proceso necrótico local y mejora los resultados.